I - El círculo protector (siete capítulos)
II - El círculo defensor (siete capítulos)
III - El círculo agresor (siete capítulos)
Poet's ending
Me encantó la puesta en escena de ayer noche, con ese desgarro del orden nocturno, y esa algarabía ígnea que celebraba el hermanamiento entre flamas consumadas y aspirantes a flama, y esa advertencia y su posterior parodia, y esas sombras oscilantes, multiplicadas, y esos ojos reflejando el collar de fuego, y ese aquelarre de manos en las manos, y esa saturnal de labios en los labios, de cuerpos en los cuerpos. Sí, no puede negarse que fue algo hermoso, tanto como observar la calma en la que ahora os halláis sumidos…
Es sabido que un hombre que presuma de no tener secretos, difícilmente puede ser considerado de fiar. También, que los secretos personales, incluso aquellos de naturaleza inconfesable, suelen terminar aflorando, por regla general sin mayores consecuencias, en cuanto el dueño de los mismos baja la guardia o directamente pasa a mejor vida. Se dan casos, sin embargo, en los que el asunto desvelado huele tan mal, que el prestigio de su encubridor se ve sometido a una implacable aunque no siempre aireada revisión; mientras que en otros suele ocurrir todo lo contrario. Léase, por ejemplo, el de Carlo Emilio Gadda, quien, tal como refiere Italo Calvino en Seis propuestas para el próximo milenio, jamás hizo pública su pasión filosófica y no fue hasta después de su muerte cuando se descubrió que sus escritos inéditos contenían «el esbozo de un sistema filosófico que remite a Spinoza y a Leibniz».
Ángel Salvador
Salvador Alas
(Al levantarse el telón ÁNGEL SALVADOR aparece sentado en una butaca tapizada en piel negra. Viste un mono de color azul y manchado de grasa. Una bombilla roja pende del techo. En el fondo del escenario se proyecta, en blanco y negro y en negativo, la imagen de un perro atropellado.)
BRUNO.– (En off)
!Cómo es posible que no recuerdes el calor que hacía aquella tarde! Claro que, según se mire, la cosa no resulta tan memorable si lo comparamos con el que hoy mismo estamos soportando. La ola de calor ya es titular en la portada de los periódicos. Al parecer, llegada directamente del Sahara. Y para colmo los incendios forestales están asediando la ciudad. Hoy mismo nevaba ceniza. Hay quien está viendo el fenómeno como un augurio apocalíptico, aunque yo considero que el agüero tendría mayor credibilidad si los incendios se hubieran desatado en un Miércoles de Ceniza y no en un miércoles de agosto (...)
...no pocas veces me he preguntado si a tu antecesor en la dirección del internado también le gustarían los chicos púberes. Y eso que él estaba casado y tenía hijos a su cargo. Claro que esto no quiere decir nada. Todos vivimos enmascarados. Cada día es carnaval. Y no sólo por la máscara, sino por la carne, que es la que de verdad nos obliga a ponernos el antifaz. Te lo decía porque el señor Rico tenía por costumbre entrar en los dormitorios antes de apagar las luces. Para él, cualquier pretexto era bueno si al final conseguía echar una miradita a nuestros cuerpos pubescentes, en especial el de mi primo Luís, cuya complexión apolínea raramente se libraba de ser premiada con el laurel de los requiebros.
Y Sin Embargo magazine#16
Tras una nueva jornada de bloqueo creativo, cerré mi cuaderno soltando un “¡vaya mierda de día!” y me acosté sin siquiera dar las buenas noches al gato. En cuanto caí dormido una mujer, digamos que ambisexual, irrumpía en mi sueño y decía: “Because actually Monsieur Duchamp c’est moi. And you? Who damn are you? (...)
Y Sin Embargo magazine#17
¿Cuántas palabras caben en una palabra?, me he preguntado esta tarde, poco después de haber leído ese relato admirable de Borges titulado La escritura del dios. La pregunta me ha impulsado a escribir algunas reflexiones sobre la polisemia y los universos del lenguaje que no merecen ser reproducidas. (...)
Y Sin Embargo magazine#21
Con un libro en la mano salgo de buena mañana al balcón de mi casa. Observo que una capa de magma ardiente cubre el cielo y un manto de ceniza, la calle. Sin hacerme preguntas abro el libro. Todas sus páginas están en blanco salvo la última, donde leo lo siguiente (...)
Sí, le digo sin mirarle el rostro, un rostro que por otra parte nunca he visto y a cuyo dueño le digo que sí a pesar de que la inexorable y cercana extinción de otro rostro que sí conozco (algo menos el alma que oculta) me empuja a decir que no, a recriminarme que cuando uno se encuentra atrapado en ciertas honduras emocionales no es recomendable refugiarse en las alturas de la palabra, y que para hablar de lo que no se puede hablar, mejor callarse, como por otra parte dejó escrito el famoso hermano de un no menos famoso pianista manco.
Y Sin Embargo magazine#25
¿Visitar el pasado? ¿Escuchar las voces cautivas en el espacio insano de las adelfas? ¿Restaurar el paraíso que los otoños quebrantaron? ¿Regresar a los jardines donde el lirio proclamaba un principio inmutable? ¿Qué diablos pretendes lograr con esta chaladura? ¿Profanar el santuario de un enigma? (...)